Los
vehículos autónomos o AGV se han convertido en una solución de automatización óptima para su implantación en procesos industriales especialmente en aquellas empresas que trabajan en entornos complejos y
con temperaturas extremas como pueden ser almacenes del sector de alimentación en cámaras frigoríficas.
La
automatización de procesos industriales resulta básica en términos generales para mejorar la competitividad y la eficiencia de cualquier empresa; sin embargo, este proceso cobra un protagonismo especial en determinadas actividades consideradas críticas, donde los entornos laborales extremos y la dureza de las condiciones de trabajo pueden llegar a afectar a la salud y la seguridad de sus plantillas.
Uno de estos sectores es el relacionado con las operaciones de logística que se realizan en
condiciones de frío extremo en ámbitos como la alimentación o la fabricación de hielo. Se trata de ecosistemas potencialmente peligrosos para el ser humano que están sujetos a rigurosas normativas de seguridad y que, a pesar de todo, provocan múltiples problemas de salud, reducen la motivación profesional y obligan a incrementar las rotaciones de personal, entre otras muchas consecuencias.
Ante estas circunstancias críticas, los
procesos de automatización para el final de línea de producción son totalmente necesarios. Y es en este contexto donde los vehículos AGV juegan un papel fundamental, ya que pueden hacer frente a cualquier entorno laboral, garantizando tanto la eficiencia en la producción como la salud de los trabajadores.
Estas soluciones de
automatización y control industrial contribuyen a salvaguardar la seguridad, a reducir los costes de producción, a aumentar la productividad y a mejorar la calidad del servicio. Sin embargo, más allá de las ventajas que aporta la automatización en general, los AGV ofrecen 3 beneficios adicionales en entornos extremos:
- Se evita la exposición del ser humano a situaciones de trabajo críticas. La sustitución de las personas por vehículos AGV incrementa la seguridad laboral y permite derivar mano de obra a otras tareas con menor riesgo y mayor productividad.
- Aumenta el aprovechamiento del espacio de almacenaje. Los vehículos AGV necesitan menos espacio para operar en el interior de los almacenes, y contribuyen a optimizar su aprovechamiento y a aumentar su volumen de almacenamiento.
- La menor presencia de seres humanos en el interior de las cámaras frigoríficas no solo reduce el estrés térmico que sufren estas personas, sino que también supone un considerable ahorro energético. La ausencia de trasiego de personal en estos espacios evita la pérdida de frío, mejora la conservación de los productos almacenados y reduce el gasto.